Crecer como mujer negra en los Estados Unidos enseñó a Stacey Abrams sobre las dificultades del pasado, pero solo cuando la supresión de votantes le arrebató sus sueños se dio cuenta de que América todavía enfrentaba una batalla cuesta arriba por la democracia.

Recientemente, el mundo no puede dejar de hablar de una mujer: Stacey Abrams.

Una política y activista de los derechos de voto originaria de Atlanta, Georgia, se le atribuye a Abrams la labor de la impresionante campaña de votación que ayudó a convertir a Georgia en azul en las elecciones de noviembre.

Es difícil subestimar la importancia de 'cambiar' a Georgia; el estado del Deep South ha mantenido un bastión conservador durante generaciones y no había votado por un presidente demócrata desde Clinton en 1992.

Los Estados Unidos de América han luchado una larga y dura batalla por la democracia. En la fundación del estado democrático, solo el 6% de sus ciudadanos eran elegibles para votar.

Si bien la ley del país ahora permite que cualquier ciudadano estadounidense marque su voto, todavía hay fuerzas en juego que impiden que muchos estadounidenses voten.

Al detener a los votantes, estas fuerzas les quitan el poder al pueblo.

En 2021, Abrams fue nominada para el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en la elección presidencial de EE. UU. de 2020.

Este documental revelador, lanzado un mes antes de las elecciones, destaca la realidad cruda y aterradora del sistema electoral y las leyes de EE. UU.

Como con todo su trabajo de campaña, Abrams se esfuerza por revelar cómo se impide a los votantes ejercer su derecho básico de elegir a quién gobierna.