La autora Kuri Yasuno relata su viaje como inmigrante y madre de un niño con autismo, destacando los paralelos entre ambos en un llamado a la inclusión.

Cuando vine a Estados Unidos desde Japón a los cinco años, la gente pensaba que el sushi y la idea de comer pescado crudo era repugnante. Ahora, el sushi es amado, aceptado y se encuentra en todos lados.

Mi objetivo es que el autismo se convierta en una parte de la sociedad como el sushi, completamente integrado, buscado y apreciado.

Quizás algún día, el autismo pueda ser solo otro descriptor, como el color del cabello o de los ojos, o ser diestro o zurdo. Con uno de cada 44 niños siendo diagnosticado como estando en el espectro, es hora de llevar el autismo al primer plano.

La conciencia es clave para crear aceptación, pero igual de importante es la inclusión.

Saber que una persona es neurodivergente no es suficiente. Reconocer que hay una diferencia y elegir acercarse a ellos en lugar de alejarse, es el tipo de progreso que espero.

Hay una diferencia entre aceptación e inclusión. La inclusión es lo que nos acerca.

La inclusión es lo que une a la gente. La inclusión no se limita a estar en la misma habitación o compartir el espacio. La inclusión significa compartir conversaciones, pensamientos e ideas. Esta 'experiencia' compartida comienza a derribar barreras.